El día de las bocas abiertas

Aunque con retraso, no quería dejar pasar un día importante no sólo para mí y mis compañeros de profesión, sino para todos aquellos a los que les guste vivir en un mundo justo. No pretendo afirmar que nuestro mundo sea así, pero desde luego, para que la democracia prospere es necesaria la pluralidad y la independencia de la prensa. Por eso alguien (Naciones Unidas) decidió dedicarle un Día Mundial (el 3 de mayo) a algo que a unos nos da trabajo, y a otros les permite vivir más a gusto: la libertad de prensa.

Bueno… pensándolo bien, hay quienes salen perjudicados con el hecho de que cada persona pueda abrir su boca y opinar sobre aquello que le parece mal o bien; y digo mal en primer lugar porque las críticas siempre serán más constructivas. Éstos no son otros que nuestros grandes amigos los dictadores. Mira que no quería yo meterme con nadie y me pregunté: ¿les estoy agradecido por algo a esas dos caras duras adornadas con un bigote? Pues claro, me dije; ellos me han enseñado, simplificando, a distinguir el bien del mal.

Si tuviera que pintar el día de un color sería el verde, con la esperanza de que cada 3 de mayo la libertad de prensa esté más y mejor implantada en este sitio en el que vivimos. Hoy podemos brindar por que todos estemos en disposición de abrir la boca y expresemos lo que queramos; eso sí, con moderación, tanto el brindis como lo que tengamos que decir.

El Día Mundial de la Libertad de Prensa se fijó para el 3 de mayo en 1993 después de que la UNESCO lo promoviera en 1991. La elección de este día está relacionada con la conmemoración de la Declaración de Windhoek (Namibia), para la implantación en África de una prensa independiente y plural. En 2007, esta celebración se ha centrado en la libertad de prensa, la seguridad de los periodistas y la impunidad.